Siglo XXII. El colapso que durante tanto tiempo amenazó nuestro planeta ya ha ocurrido. Pero hemos sobrevivido, nos hemos adaptado.
El semen de los hombres ya no sirve para la procreación, pero hemos reproducido uno artificial. Hemos construido lagos y bosques que reemplazan la naturaleza desaparecida. Hemos creado trajes y paredes protectores que nos permiten mantener nuestra piel a salvo de la radiación de la atmósfera y de su temperatura, instalada en un promedio de 60º. El brillo del sol y el azul del cielo quedaron para siempre sumergidos tras una gran manta de polución. No nos cuesta reconocer que solo la nostalgia de las imágenes pasadas consigue traérnoslos de vuelta.
Pero quizás haya algo más en esas imágenes que nos esté costando recuperar...