Los planes de Dios es una pieza nacida durante el confinamiento, en la que se tratan temas como el concepto de enfermedad, la soledad, la sexualidad o el amor a través de la palabra, el movimiento, la música y el audiovisual. Un viaje de acercamiento desde la oscuridad del aislamiento a la sociedad con sus luces cegadoras y autoritarias.
Producida gracias al Festival de Otoño, la obra ha sido definida por la crítica como "un vómito creativo provocado por una situación adversa" y "una obra concebida como una bomba de relojería preparada para explotar cada dos minutos."