En un espacio a cuatro sillas, cuatro diálogos se sobreponen de manera continua en lugares y situaciones diferentes. Pero a todos les duele algo y lo mismo: la búsqueda de la creatividad perdida, de las ideas robadas, y la lucha contra el miedo a fracasar en el arte, van cubriendo a estos personajes, hasta terminar envueltos en las palabras y de allí quizás una posibilidad de verdad.
La mezcla entre las partituras físicas de los personajes va tejiendo sus encuentros, acercándose a las conversaciones de hoy, a veces y casi siempre en espacios que no existen... En tiempos poco fiables de perdurar donde se dice mucho más de lo que se escucha, de lo que se piensa, de lo que se escribe... Como talismán, un fruto que hace recuperar la memoria, el mangostán, que de una y otra manera irá conectando a los personajes hasta el final.